El resultado final es, siempre, de una belleza distinta a la belleza que se encuentra en la naturaleza, porque es una belleza quinta esenciada, culta, depurada y, en resumen, intelectual. Tal vez sea por estas razones que el fotógrafo opta por colocar a sus modelos en un espacio neutro, distinto al del escenario decorado para la presentación, porque de este modo la atención del espectador se concentra en el cuerpo que posa para la cámara, modelado por la luz, revelador de una belleza singular, escultórica, que para algunos podrá tener resonancias eróticas pero que, a la larga, es como el arte al que remite, sensible, sí, pero cerebral y lógico”